lunes, 29 de junio de 2009

Tiempo de soledades, Por Luis Vicente Miguelez. Publicado en Página12


“Hay que poner en revisión el diagnóstico de la subjetividad de nuestro tiempo –sostiene el autor–. No creo que todavía podamos hablar de neurosis: acertaríamos más si ubicáramos en el tejido social de nuestra época el predominio de formas narcisistas y perversas.”

Artículo en Página12 de hoy.

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Dar lugar al otro.

Daniel Moreira

Dar lugar al otro, recibirlo,
permitirle desplegar su discurso.
El otro que me muestra lo diferente cuanto más otro sea.
Que me muestra lo que no soy,
no quiero o no puedo ser.
El otro que me interpela en mis siendos.
Que cuestiona mis cuasi certezas.
Que patea el tablero
cuando yo creía el partido ganado.

Hacer lugar,
ser hospitalario con el otro.
El otro como extranjero,
como extraño.
Hos en la raíz indoeuropea.
Hos de huesped,
Hos de hostil.

Qué hacemos con lo extranjero del otro, con lo que nos interpela.
Con lo que extrañamos en el otro.

Silvia Bleichmar (psicoanalista, argentina, fallecida el año pasado) plantea la perversión como la desubjetivación del otro.

El tratarlo como si no fuera un sujeto, reducirlo a la categoría de objeto.
Objeto de mi goce?
Objeto de mi estudio?
Objeto de intervención?

O sujeto,
sujeto de derechos
sujeto de deseos.

La perversión como la no inclusión del otro como ser humano,
reducirlo a cosa,
a un nadie.
A nuda vida.
Vida desnuda, según Walter Benjamin.
Digna del sacrificio, agrega Giorgio Agamben.

Somos, en tanto somos reconocidos por otro que nos nombra,
nos da lugar en el mundo, nos re-conoce.

Y porque existe un Otro.

Daniel Gil (psicoanalista uruguayo en Escritos sobre la locura y la cultura, Ediciones Trilce 2007) nos dice que ese Otro se ha encarnado según las épocas en Dios o los Dioses, en el Rey en las monarquías, el Pueblo en la Republica, la Raza en el Nazismo, el Proletariado en el comunismo.

En la modernidad, el sujeto habría aprendido a convivir con varios Otros que competían entre sí. Pero aún en ese período

existía una distancia entre el sujeto y aquello que lo fundaba.

La posmodernidad ha disminuido y a veces abolido la distancia entre el sujeto y el (o los) Otro(s).

La distancia entre el sujeto y el Otro se habría transformado en distancia del sujeto consigo mismo.

Citando a Dufour, Gil expresa que cuando el Otro falla, se compensa de cuatro formas:

  1. la pandilla, señal que abarca varios cuerpos con sus señales identificatorias, su territorio. La patota como variante violenta de esta.
  2. la secta, como un otro que garantice la presencia de un Otro que garantice al sujeto contra cualquier ausencia.
  3. las dependencias en las cuales el sujeto anula la falta del Otro y lo sustituye por un objeto que compensa toda falta al precio de una necesidad esclavizante.
  4. el sujeto se constituye en el lugar del Otro haciéndose dueño de la vida del otro y lo destruye.
Se trata de ver cómo transitamos y qué resto nos queda entre los procesos de subjetivación y los de desubjetivación de los que somos parte.

Y qué papel vamos a ocupar como profesionales de la psicología en estos procesos. En qué lugar vamos a ubicar al otro.

Como objeto de intervención?
Cómo sujeto de derechos?

Y qué hacemos con nuestras percepciones acerca del contexto en el cual vivimos y de aquello que nos resulta extraño, extranjero a nosotros mismos y nuestras "normalidades".

Los invito a seguir estas ideas



Imagen: foto de
Sutura
Grupo Escombros
Cicatriz en la tierra "cosida" con soga de barco.
30m de largo
1989 "La ciudad del arte
"
La Plata
Provincia de Buenos Aires












del Manifiesto Cyborg de Donna Haraway



A finales del siglo XX -nuestra era, un tiempo mítico-, todos somos quimeras, híbridos teorizados y fabricados de máquina y organismo; en unas palabras, somos cyborgs.
Un cyborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y también de ficción.
La medicina moderna está asimismo llena de cyborgs, de acoplamientos entre organismo y máquina, cada uno de ellos concebido como un objeto codificado, en una intimidad y con un poder que no existían en la historia de la sexualidad. El ’sexo’ del cyborg restaura algo del hermoso barroquismo reproductor de los heléchos e invertebrados (magníficos profilácticos orgánicos contra la heterosexualidad). Su reproducción orgánica no precisa acoplamiento.

Imagen, Estación de Metro
Javier Gil
Serie Mitología Autobiográfica
Pastel sobre papel
2002

Prohibido pensar, Un programa de filosofía de Sandino Nuñez